¿A qué temperatura se asa un pollo para que quede perfecto?

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Hoy, en nuestro blog, te queremos contar a qué temperatura se asa un pollo para que quede perfecto, así como los trucos y claves para lograr un asado delicioso de carne jugosa y tierna por dentro y piel dorada y crujiente por fuera. 

¿A qué temperatura se asa un pollo para que quede perfecto?

Asar el pollo a una temperatura entre 190º C y 200º C es clave para que quede perfecto. De esta manera la carne se va haciendo poco a poco, evitando que un rápido calentamiento la deje dura o seca. El resultado es una carne muy tierna y jugosa que además es muy fácil de trinchar ya que las tajadas se separan con facilidad. 

A esta temperatura es fácil lograr una piel en su punto justo de dorado y crujiente. Si cocinaras el pollo a una temperatura demasiado alta, la piel se quemaría antes de que la carne quedase en su punto justo de cocción. Si fuera demasiado baja, tardaría más tiempo en hacerse y aunque la carne quedara asada, la piel no alcanzaría ese bonito y apetecible color dorado intenso o tostado. 

Cómo asar un pollo para que quede perfecto: claves y trucos

Asadores rotativos de pollo: el asado uniforme y perfecto

El truco, además de saber a qué temperatura se asa el pollo, es el horno o asador en el que se cocina. 

Si quieres un asado uniforme y que la piel sea crujiente por todas sus partes, debes asar el pollo en un asador de pollos rotativo o multi rotativo. Los pollos enteros se ensartan en espadas que giran sobre sí mismas dentro del horno o asador a lo largo de todo el tiempo de cocinado.

Así, la temperatura le llega de igual modo a todas sus partes y no hay ninguna que quede diferente por estar en contacto con una fuente o bandeja durante el cocinado. Además, de este modo, la grasa va cayendo abajo y el resultado es menos grasiento con una piel más crujiente por cocinarse poco a poco. 

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El rociado, clave para lograr un pollo asado jugoso

Para que la carne del pollo asado quede jugosa, la piel se cocine bien y el conjunto sea delicioso y apetecible, cada cierto tiempo se debe rociar o regar el pollo. Para ello se vierte sobre la pieza mientras gira, varias veces a lo largo del tiempo de cocción, una mezcla que es diferente según la receta del cocinero y que muchos guardan como un secreto profesional de gran valor. 

Por lo general, esa mezcla lleva algún líquido como caldo, vino o cerveza, mezclado con los propios jugos y grasa que van soltando las piezas de carne al asarse y que se recogen debajo, y es habitual que contenga hierbas o especias que realcen los sabores

La importancia de precalentar para un asado exquisito

Introducir la pieza en el asador de pollos u horno ya caliente a la temperatura deseada es otra clave para lograr un resultado perfecto. Así se empieza a asar desde el primer momento y no se va calentando con el horno, lo que haría que quedase recocido en algunas partes. 

De modo que recuerda a qué temperatura se asa un pollo y pon el aparato a la adecuada. Una vez la alcance, ya puedes introducir los pollos. Como se asan a una temperatura constante, si necesitas asar más piezas puedes introducirlas cuando te convenga sabiendo que lo estás haciendo a la temperatura correcta. 

Cómo conseguir un pollo asado de piel crujiente, tostada y sabrosa

La primera clave es la temperatura de asado, de la que ya hemos hablado. Y la segunda, el asado en espada giratoria. 

Cuando colocas un pollo en una fuente, la parte en contacto con el recipiente queda más blanda y no cruje. Por eso es esencial utilizar un método que la tenga en contacto con el aire para que le permita deshidratarse y cocinarse de modo adecuado hasta coger ese bonito color y el punto de crujiente perfecto. 

Además, la piel se puede untar con una grasa con el pollo aún en crudo para luego sazonar y cocinar. No solo para lograr el punto justo de color y textura, sino también para aportar sabor al conjunto. Cada cocinero tiene su truco. Hay quien usa aceite de oliva, quien prefiere mantequilla o quienes usan otro tipo de aceites o grasas que pueden ser solas o estar mezcladas con alguna especia. ¡Tú pones tu truco personal!

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