Cortadoras de patatas
Una cortadora de patatas es muy útil en un negocio de hostelería ya que nos permitirá ahorrar mucho tiempo en un producto muy demandado.
Las cortadoras de patatas son muy comunes en bares, cafeterías y restaurantes ya que nos ayudan a reducir el tiempo que dedicamos a preparar un producto que se sirve decenas de veces cada día. Con carnes o pescados, hamburguesas o perritos… las patatas siempre están presentes de muchas maneras y disponer de un cortador de patatas nos ahorrará mucho tiempo.
A la hora de elegir el modelo de cortadora que más nos conviene hay que analizar cuáles son nuestras necesidades. Hay modelos eléctricos y manuales, más grandes o más pequeños, todo depende del uso que le vayamos a dar a diario. No necesitará la misma cortadora de patatas un pequeño bar que una hamburguesería que dé 200 raciones de patatas cada día.
Además de analizar nuestras necesidades también tenemos que ser conscientes de nuestras posibilidades ya que el espacio disponible también puede marcar el modelo de cortadora que se adapte mejor a nuestro negocio. Asímismo, hay que tener en cuenta el material en el que está fabricada, los accesorios de corte y que sea fácil de limpiar en el día a día.
Cortadoras de patatas para hacer patatas caseras y no industriales
Disponer de una cortadora de patatas en nuestro negocio nos va a ahorrar mucho tiempo y, además, lograremos un producto casero que nuestros clientes sabrán apreciar. No es lo mismo ofrecer, por ejemplo, patatas fritas recién peladas y fritas por nosotros que las que vienen en bolsas congeladas ya que ni la textura ni el sabor será el mismo.
¿Sabes cómo se hacen las patatas congeladas? Las cadenas industriales cuentan con líneas de fritura, como se denomina al proceso desde que se coge la patata hasta que se envasa. Lo primero que hacen es introducir la patata en una máquina que la quita impurezas y la manda a otra, denominada quitapiedras, antes de pasar a la peladora.
Después de pelar la patata, otra máquina se lleva las patatas a una tolva donde se almacenan en agua para que no se estropeen al oxidarse. Después pasan por la cortadora, que dará la forma que queramos (lisa, ondulada, en tiras, chips…) antes de que otra máquina las introduzca en la freidora y de que, a continuación, una cinta vibradora las transporte hasta la zona de salado, desde donde pasarán finalmente a la máquina de embolsado.
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